Mi fotografía refleja el auge y la rapidez que caracteriza la cotidianidad de los caraqueños. En cada rincón de Caracas, se puede sentir la energía vibrante y el dinamismo de su gente, que se mueve con determinación en una ciudad que nunca se detiene.
Muchos encuentran consuelo y serenidad en su fe, especialmente en la figura del Doctor José Gregorio Hernández, un símbolo de esperanza y sanación. A través de su religión, los ciudadanos buscan generar paz en su entorno, creando un contraste hermoso entre la prisa diaria y la calma que emana de su espiritualidad. Esta dualidad es lo que hace única a Caracas, donde la velocidad y la fe coexisten en un mismo espacio.