Caracas baila al ritmo de un nuevo compás, donde cada paso es un compromiso con la tierra. En medio del caos urbano, la ciudad se transforma en una pista de baile donde la cultura se visibiliza en una coreografía que suma pasos para demostrar el amor que los caraqueños sienten por su ciudad al recuperar espacios para el arte.
Con cada movimiento, los cara que pintan un futuro mucho más cercano a lo que siempre han imaginado y con ello Caracas se vuelve más amigable y más sostenible en el presente; reconciliándose con el caos que la caracteriza y que al final la hace tan especial, porque en medio de ese caos se desarrollan historias vibrantes que logran describir la verdadera esencia de ser caraqueño: la solidaridad. Una solidaridad que no solo es hacia los otros, sino hacia la ciudad.
Los caraqueños, como bailarines expertos, se adaptan a los cambios, evolucionando con la ciudad. En cada esquina, un nuevo paso, una nueva esperanza para hacerla brillar, porque Caracas es un vals entre el asfalto y la diversidad.