Inmersa en el caos de la ciudad, observando a mi alrededor, me di cuenta que al frente de mis ojos tenía el paso del tiempo, ese del que tanto huimos, representado desde el inicio de todo, la tierra, pasando por la obra del ser humano, una selva de concreto, terminando en el cielo, y en medio de ello, la vida propia con caminos entrelazados, un antes y un después.