Un 3 de enero en medio de una ciudad que vive a toda prisa, llegamos a la cima de nuestro monumento natural que nos separa del mar y, es ahí, flotando en medio de un bosque natural, donde todo parece pausarse por un momento.
Como caraqueños amantes de la vibrante ciudad en la que vivimos, llena de movimiento y ruido, sabemos lo valioso que es poder encontrar ese espacio o compañía con la que podamos ser, existir y disfrutar del presente.