Fue una foto muy espontánea. Salí a tomar fotos con amigos a la Plaza Bolívar y quería capturar el alboroto cotidiano, producto del gentío y vendedores ambulantes, en contraposición y equilibrio con lo que consideramos nuestra realidad. Son todos estos detalles que forman nuestra mágica identidad, el contraste del mundo real y lo sorpresivo.