Siempre creí que la ciudad determinaba la manera en que vemos el mundo, que sus calles, movimiento y color definían en cierta medida nuestra identidad. Me parecía que veía las cosas totalmente distinto a mis amigos en Madrid, Berlin, Dublin y Berna. Nuestras maneras vibraban mucho con el lugar donde vivíamos. Ellos eran esas ciudades y yo era Caracas. Sin embargo este último año me he preguntado si en verdad las cosas no son tan simples. Caracas ha estado más vibrante, ruidosa y movida que nunca. Esta urbe no para a pesar de nada. En cambio yo… Ha sido un año distinto, creo que ya no me identifico tanto con esa Caracas estridente, estoy mucho más pausado, taciturno y nostálgico. Eso se nota en las calles que fotografío. Por eso ahora no puedo evitar pensar que también nosotros hacemos nuestra ciudad y que la transformamos tanto como ella a nosotros. Quizá mi Caracas no es la misma del año pasado, quizá no es la misma que la del vecino o la del pasajero que tengo al lado.