Desconectarnos de la rutina diaria, para conectarnos con nuestro ser, nos debe suceder a todos, al menos unas 3 veces al día. Estamos tan cubiertos de responsabilidades, que pocas veces cuestionamos el efecto placebo que generan en nosotros. Al final de cada movimiento hay una luz que alumbra con vigor, permitiendo así, capturar a nuestra bella ciudad. Buscando en ella, encontré a una protagonista más de esta historia llamada vida. Desconozco su propósito, pero forma parte del equilibrio que sostiene el caos