En mi ciudad uno puede tener un día malo, bueno, gris y colorido, pero todos son arropados, admirados y acompañados por nuestra hermosa montaña que más que una muralla de protección se vuelve un hogar, un lugar de sanación. No hay día donde ella no me inspire y me anime a seguir, porque si prestas atención, puedes escuchar por encima de todo el caos de la ciudad cómo ella te habla y transmite esa calma que es mágica de nuestro Ávila.