Es irónico cómo muchas personas piensan que para ser felices deben tener muchas bienes, mucho dinero o muchos amigos, pero la realidad es que el caraqueño de verdad es feliz desde siempre, nada mejor ejemplificado que el ver a un niño que desde temprana edad debe luchar por lo que quiere y debería tener, y aun así siempre le sonríe a la vida y en este particular caso, a la cámara.
ser caraqueño
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