Minutos antes de hacer la toma me encontraba completamente sumergida e hipnotizada por una escultura misteriosa; eran como seres de piedra cada uno más diferente del otro, estaban sostenidos por un círculo y en sus paredes también habían círculos, a pesar de que aquellos seres abstractos tenían un tono algo sombrío, la obra me despertaba calidez y serenidad; la contemplé por un largo rato hasta que decidí mirar detrás de uno de los círculos que tenían y justo cuando enfocaba uno de ellos pasaba una pareja de fondo. Me resultó una compleja, fascinante y curiosa escultura que parecía estar viva aunque estuviese algo abandonada y desprovista de la mirada del otro. Es curioso porque de esta obra me llegaron emociones placenteras sin saber de dónde, sin conocer de qué hablaba la pieza, sus materiales, el título y la artista. Solo con contemplarla, rodearla, jugar en ella y conectar con su energía. Esta obra que me regaló el marco de piedra se titula: Lugar del abrazo eterno, conjunto de seres esenciales, del año 1981, de la escultora de recintos ancestrales, Colette Delozanne, de la Colección de la Galería de Arte Nacional. Cuando leí el título casi lloro por todo lo que me había atraído, impactado y removido sin saber su nombre. Ya después de saberlo tenía todo el sentido para mí lo que me había despertado la pieza. Cuando busqué a la artista plástico, franco-venezolana, me conmoví aún mas por todo el componente sagrado y espiritual que definen esencialmente su trabajo.
Más allá de la historia detrás de la imagen me gustaría comentar sobre el por qué del título de la fotografía. En muchas culturas y tradiciones la roca se ha considerado un símbolo de estabilidad, solidez y permanencia. Sin embargo también puede representar la rigidez, la inmovilidad y la opacidad. En este sentido, la roca simboliza el caos, en tanto que representa lo desconocido, lo impenetrable y lo inmutable. Por otro lado, la naturaleza representada por los árboles, lo natural y lo humano caminando en el centro de la fotografía lo asocio con la verdad, la autenticidad y la libertad. La naturaleza es dinámica, cambiante y transparente en su funcionamiento. Los árboles crecen y se desarrollan según sus propias leyes internas, y las personas caminan libremente en el entorno natural. En este contexto, la oposición entre la roca y la naturaleza podría representar la tensión entre lo concreto y lo abstracto, lo estático y lo dinámico, lo artificial y lo natural. La roca simboliza el mundo construido por el ser humano, con sus estructuras rígidas y sus normas establecidas, mientras que la naturaleza representa el mundo orgánico y espontáneo que se desarrolla según sus propias reglas. La idea de que en el núcleo de la roca reside la verdad sugiere que incluso en el corazón de lo que parece rígido y opaco, hay una verdad profunda y oculta que espera ser descubierta. Esto puede representar la búsqueda del equilibrio entre lo concreto y lo natural, entre la estructura y la libertad.