El señor Arnoldo tiene 30 años vendiendo sus suspiros cerca de la iglesia de San Francisco, diagonal a la Asamblea Nacional, es muy conocido en la zona por tener un punto fijo para que lleguen clientes y puedan deleitarse de este dulce criollo. Se siente feliz con su labor de endulzar paladares de gente de todo tipo. Para que puedan disfrutar de un buen suspiro caraqueño el Sr. Arnoldo se consigue todos los dias en el mismo punto , salvo los martes y jueves que hay sesión de la Asamblea y se va para un kiosco al frente.
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