Yo creo que al detenernos en esta obra de James Mathisson nos preguntamos a dónde vamos cuando nos sentimos agobiados. ¿Se pensará mejor entre tanto verde? Es ahí donde podemos encontrar el equilibrio ante este caos citadino, sin duda alguna. Ese pequeño refugio, esa paz que muchas veces queremos. El Pensador verde reflexiona mejor porque está rodeado de grandes árboles, el espejo de agua y el cielo caraqueño que tiene mucho que envidiar en Enero, por cierto.