El Ávila es el primero que nos da la bienvenida al despertarnos cada mañana, al llegar o al irse de la ciudad, al alistarnos al trabajo o al colegio. Está allí cuando planeamos una salida con panas, cada vez que intentamos elevarnos el ánimo, lo que vemos es el Ávila. Vemos su cúpula y creemos que la llegaremos a conquistar, pero la sorpresa es que debemos domar primeramente a la bestia, la bestia nada más y nada menos es nuestra amada Caracas.
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