El Caraqueño se ha convertido en uno de los seres humanos más resilientes del planeta; es creativo, luchador, de corazón alegre, se inventa y se vuelve a inventar, se cae, se levanta y se vuelve a levantar, no importa la adversidad; el Caraqueño siempre sueña…desde pequeño es un soñador, y entre el cielo y la tierra, en fines de semana, suele ir al encuentro con nuestro mágico Cerro El Ávila y así en un respiro, se fusiona la vida con la vida, para seguir habitando esta convulsa y amada ciudad.
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