Acá mudando sus plumas, hace rato habría cantado, tan semejante a su Cuna, cambiando de tanto en tanto. No conocía su nombre, pero sí había escuchado, el hermoso cantar temprano de un Canario de Tejado.
Así suena sin duda, mi Ciudad desde hace rato, no a guacamaya o malandro, ni a sirena o espanto. Raramente solitario, sus amigos se han marchado, muy parecido, muy cierto, así muchos hemos quedado, siempre en la Sucursal del Cielo, para seguir cantando.
ser caraqueño
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