Cae la tarde en Caracas, y la gente comienza su retorno a casa en esa carrera contra reloj para que «la noche no los agarre en la calle.» Se mezclan los ruidos de las motos, carros y camioneticas, con la voz de los vendedores ambulantes, los colectores del transporte publico, y los pitos de los fiscales de tránsito, todo esto acompañado de un cielo iluminado como broche de oro.
ser caraqueño
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