Su nombre completo es Silveria Pérez, pero yo le digo Silvi …
A Silvi la conocí este año, en una tarde radiante del mes de marzo. Buscaba aplacar la sed de forma natural, es que el calor en esos días era desesperante. Para ese entonces solo pensaba que era el calor típico de Semana Santa, y que para llevarlo mejor lo ideal era tomar agua de coco. Llegué al local donde trabaja Silvi por una colega, el sitio es la parada obligada para hidratarse. El local está céntrico, uno va a lo que va – a tomarse su agüita de coco – hidratarse y continuar. La primera vez que llegue al local, me impactó conocer a Silvi, no solo quede asombrada por la fuerza que tiene para abrir un coco, sino su risa y agradable trato.
He regresado al punto de hidratación en varias oportunidades, es que el calor que se siente este año ..no es normal. Perdí la cuenta de las veces que llegué escuchar. ¡Que calor! Los expertos le llaman, cambio climático. ¿Estaremos en la hora cero? – escuche decir en el local-. Un verano prolongado que nos ha obligado a adaptarnos y a buscar la agüita de coco en vez del café de media tarde.
Silvi trabaja en las tardes y de ella aprendí que el coco con más agua tiene menos pulpa, y el coco más maduro se utiliza para cocada. Sus años de experiencia en el rubro la hacen seleccionar el coco casi a ciegas. Ella con tan solo ver un coco ya sabe si va a terminar como cocada o agua de coco. De ella solo sé que tiene dos trabajos, en la mañana está en las Fuerzas Armadas y la tarde se encuentra en la tienda de Chacao. Las veces que he ido al local, siempre está en una movida, sino no está abriendo coco, está limpiando o botando la basura. – Ella misma dice que no pueda estar quieta y le gusta su trabajo. De hecho, no es necesario que me lo diga. Sus acciones lo expresan. Esa mujer, lleva la camiseta bien puesta.
Para mí ser caraqueño está representado por Silvi. Ella es resolutiva, carismática, directa – sin ser agresiva, de mente rápida y de fácil risa. No se deja con nadie, porque sin ser ofensiva dice las cosas de forma asertiva acompañada de una sonrisa. No pierde su feminidad y es admirable ver la destreza que tiene al abrir los cocos … Dicen que uno ve en las personas el reflejo de lo que uno tiene o carece, yo voy por mi agüita de coco y de vez en cuando también voy para ver a una mujer, real, que no se siente débil y que en su ADN está el de trabajar y hacerlo de la mejor manera, para ella y los demás. La veo y la admiro, me gustaría tener un cachito de su seguridad.
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